domingo, 18 de febrero de 2007

Salud

CORAZÓN

Unas células existentes en el corazón pueden ayudar a sanarlo tras un infarto

Londres. Unas células existentes en la parte exterior del corazón humano pueden ser estimuladas para penetrar en el interior del órgano y contribuir a sanarlo después de un infarto, según un nuevo descubrimiento del que informa hoy "The Independent".
Un grupo de científicos del Instituto de Salud Infantil de Londres ha comprobado que esas células cardíacas son similares a las células madre, ya que tienen capacidad para convertirse en cualquier tipo de tejido o estructura dentro del corazón.
Estas células, llamadas progenitoras, pueden ser estimuladas por la proteína timosina‑beta4 para introducirse en el corazón y formar nuevos vasos sanguíneos, que, al permitir el transporte efectivo de oxígeno y nutrientes, ayudan a la reparación del tejido muscular dañado tras un ataque, explica el periódico.
De momento, los expertos dirigidos por el doctor Paul Riley han hecho sus experimentos sólo con ratones de laboratorio, a los que criaron expresamente para que carecieran de timosina‑beta4 en su corazón.
Sin esta proteína, los corazones de los roedores no se desarrollaron con normalidad, y mostraron indicios de pérdida prematura de tejido y pobre desarrollo de los vasos sanguíneos.
Para comprobar si la timosina‑beta4 tenía efectos terapéuticos en corazones dañados, los científicos extrajeron células de la parte exterior del corazón de varios ratones adultos y las trataron con la proteína.
Comprobaron que, con el tratamiento, esas células adultas mostraban tanto potencial como las células embrionarias para generar nuevo tejido sano, explica el diario.
"Esto sugiere que la timosina‑beta4 puede tener un uso terapéutico", declaró Riley al periódico.
Hasta ahora, los experimentos para sanar un corazón dañado se habían hecho trasplantando células madre de la médula espinal al músculo cardíaco para ayudarlo a fortalecerse.
Los trasplantes de células madre se consideran un tratamiento potencial para sanar el corazón tras un infarto, pero, como en todos los trasplantes, existe el riesgo de rechazo por parte del paciente.
La ventaja de la línea de investigación del doctor Riley, financiada por la Fundación Británica del Corazón y el Consejo de Investigación Médica, es que indica que en el propio corazón existen células con potencial curativo, lo que eliminaría la necesidad de un trasplante, señala "The Independent".

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